“El pueblo manda”

Oscar Gómez
2 min readAug 13, 2018

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¿Cuántas veces no hemos hecho una alusión a el pueblo? ¿Quiénes no se han asumido parte de tal ente? ¿Alguna vez hemos externado una demanda en nombre de este? “El pueblo está harto”, “el pueblo exige …”. Pero ¿qué es el pueblo y quiénes lo conforman? ¿Quiénes están autorizados para hablar en nombre de él?

Pudiera parecer que tal pregunta merece una respuesta sencilla: todos somos parte de el pueblo. El pueblo somos los ciudadanos, pudieran marcar algunos. La realidad, sin embargo, es que la interrogante es un acertijo en sí mismo. David Held, en Modelos de democracia, nos recuerda que históricamente el pueblo ha sido restringido a grupos distintos de personas. Basta recordar la democracia clásica en Grecia. El pueblo debatía y gozaba de igualdad política. Pero la igualdad no significaba que hombres y mujeres, que ricos y pobres, tuvieran ese derecho. Había igualdad política entre los ciudadanos. Pero no todos formaban parte de ese colectivo exclusivo.

La democracia ha cambiado y con el paso del tiempo se ha incrementado en numero de individuos y de grupos de quienes se acepta participación. Pero discutir sobre quién es el pueblo sigue siendo relevante. En días pasados, la joven Kenia Montiel Sánchez publicaba en Facebook un texto sobre la iniciativa Sin Voto No Hay Dinero y la propuesta de Morena sobre reducir el financiamiento público a partidos políticos. Recupero un párrafo de ahí:

“Justo ayer el presidente electo dijo al recibir su constancia de mayoría que: ‘El pueblo manda’, pero sus seguidores, aquellos encargados de esparcir el mensaje de esperanza demuestran todo lo contrario, haciendo comentarios que menosprecian los logros de la ciudadanía, de las personas, entonces ¿Mandamos, o no?”

Su respuesta podría encontrarse en el ya popular libro de Jan–Werner Müller ¿Qué es el populismo?, donde el profesor de política de Princeton plantea la pregunta “¿Exactamente qué proclaman los populistas representar?” Su respuesta es sencilla: “Los populistas están de acuerdo con la representación, en tanto los representantes correctos representan a la gente correcta para hacer los juicios correctos y, en consecuencia, se hagan las cosas correctas”.

“¿Mandamos, o no?”, cuestionó Kenia. La respuesta pudiera encontrarse en los trabajos de Held y de Müller. Probablemente la apelación a el pueblo está delimitada, y quizá el Presidente Electo y los seguidores que denostaron aquello que ella denunciaba inician un proceso de exclusión, estimando que ellos no son los representantes correctos o que la iniciativa Sin Voto No Hay Dinero no representa a la gente correcta.

De una u otra forma, debiera quedar claro: cuando se diga que “el pueblo manda”, no todos seremos considerados parte de el pueblo. ¿Quién es, entonces, el pueblo? Eso lo discutiremos en la siguiente entrega.

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